La importancia de la educación en salud para la adherencia a la medicación en personas mayores

Publicación: May 3, 2023

Mano con bastón

La educación en salud se ha posicionado como una herramienta fundamental con el propósito de garantizar un acceso de calidad al sistema sanitario. Pero ¿cómo podemos consolidarla de manera que constituya una herramienta de utilidad también para las personas mayores? En este artículo planteamos distintas propuestas que resultan prometedoras en nuestro tiempo.

La adherencia, un desafío pendiente en nuestro país

De acuerdo con un estudio de la OMS (2003) publicado en El Sevier (2009), la falta de adherencia es responsable del 50 % de las hospitalizaciones. Partiendo de esta base, podemos afirmar que sus consecuencias suelen ser evitables, especialmente, en ancianos. Recordemos que los ingresos suelen causar desorientación y pérdida en la capacidad de socialización, entre otras cuestiones.

La falta de adherencias es una circunstancia que puede paliarse con ciertas medidas de impacto. Para ello, conviene hacer referencia a los motivos que dan lugar a su aparición entre personas con edad superior a 65 años:

  • Los tratamientos, que suelen ser demasiado complejos y difíciles de entender cuando las capacidades cognitivas están mitigadas por el propio deterioro.
  • La proliferación de efectos secundarios, que ocasiona temor hacia un posible empeoramiento de la enfermedad que ya se sufre. Recuerda que estamos hablando de un grupo que presenta con frecuencia polipatología.
  • La falta de información y de un seguimiento constructivo y directo por parte del profesional médico. En muchas ocasiones, los farmacéuticos son quienes lo efectúan, pero no existe una red estandarizada de apoyo en esta línea.

¿Cómo puede ayudar la educación en salud?

Durante los últimos años, la sociedad ha mostrado un creciente interés hacia el ámbito médico. ¿Recuerdas cuando, durante la pandemia, la población se familiarizó con términos especializados de la sanidad? Esta es la base de la educación en salud, una disciplina que todavía está en su fase inicial de implantación.

Probablemente, estarás de acuerdo con nuestra última afirmación. Pero también queremos poner sobre la mesa los motivos que nos han llevado a formularla. ¿Por qué consideramos a las personas mayores un grupo sensible dentro de las políticas de educación sanitaria que defendemos implementar?

  • En cuanto al conocimiento de su organismo, es posible que algunas personas no hayan recibido una educación sólida o no tengan acceso a información actualizada, lo que puede afectar a la comprensión de su cuerpo y su funcionamiento.
  • Algunas personas pueden ser más propensas a preocuparse excesivamente por su salud o sentirse alarmadas ante cualquier síntoma, especialmente después de la pandemia de COVID-19.
  • Para algunas personas, puede resultar difícil comprender cómo un medicamento puede afectar a su cuerpo o por qué es importante seguir una pauta específica de tratamiento.

Por otro lado, conviene que recuerdes un aspecto fundamental. Las personas mayores suelen estar polimedicadas, lo que complica seriamente la adherencia. En estos casos, la implicación de un geriatra que supervise que la receta electrónica es correcta suele ser prioritaria. Sin embargo, no es tan común en la actualidad como debería.

¿Por qué es prioritario mejorar la adherencia?

Los medicamentos son imprescindibles para el control de enfermedades propias de la tercera edad. Lo que pretendemos que entiendas es que, cuando no se pueden curar, es todavía más importante que tengan la medicación adecuada.

La educación en salud contribuye a mejorar la calidad de vida de las personas, sobre todo, de la generación que estamos abordando. Proporciona una excelente base para que entiendan la necesidad de mantener una adecuada adherencia. Por ello, es el principio del que partiremos.

Pero ¿qué vías tenemos para implementarla en ancianos? Hay ciertas claves que debemos poner en práctica:

  1. Potenciar el papel de las familias o personas que asuman el rol de cuidadores/acompañantes. Deben mostrar una actitud pedagógica y terapéutica.
  2. Evitar la confianza excesiva en remedios tradicionales. Esta alternativa es muy común entre mayores, y deben comprender que solo funciona como complemento.
  3. Integrar a su círculo de confianza. La educación en salud debe impartirse también a sus cuidadores, de manera que sepan cuándo acudir con el mayor al médico y cuándo no.

Por otro lado, también es fundamental desmontar falsas creencias. Hay que enseñar a los ancianos que la Sanidad Pública es un recurso al que pueden acceder cuando estimen oportuno. Para ello, resulta imprescindible aislar la idea de que van al médico por manía o por simple alarmismo. Incluso si este fuera el caso, la atención primaria puede ser vital.

Situaciones que requieren una especial atención

Hay tratamientos que, por su complejidad o recurrencia, no se siguen a medio-largo plazo. ¿Sabes cuáles son? Los más frecuentes están relacionados con las siguientes enfermedades, y muestran una menos eficacia debido a la dificultad para seguirlos. En consecuencia, se complica el cuadro, lo que puede derivar en hospitalizaciones evitables:

  • Enfermedades cognitivas. La pérdida de memoria, el deterioro o el alzhéimer complican la adherencia al tratamiento. Esta cuestión genera un efecto en cadena que complica retener el desarrollo de estas afecciones.
  • Enfermedades circulatorias. Las trombosis o las afecciones coronarias requieren un mantenimiento sistemático de la pauta farmacológica. De lo contrario, las consecuencias de una crisis pueden ser letales.
  • Enfermedades psiquiátricas. Las personas que padecen este tipo de condiciones suelen pensar que ya no necesitan la medicación. Por tanto, son con las que más difícil resulta mantener la adherencia, por lo general.

El papel del médico de atención primaria es fundamental, como hemos visto. Pero ¿sabes qué otros profesionales deben intervenir? Estos son algunos de los que tienen un mayor potencial, más allá también de la figura del cuidador/acompañante:

  • El médico especialista. Como no presenta la misma cercanía con el paciente que el de atención primaria, su función debe ser más didáctica. Debe explicar de manera clara y educativa la condición que sufre el anciano. Igualmente, tendría que estar en contacto estrecho con su médico de familia (seguimiento médico).
  • El farmacéutico. Resulta esencial para explicar las pautas y la importancia de seguirlas. Hoy en día, no hay una guía de actuación en esta línea, aunque sí hay profesionales que ejercen esta función. En cualquier caso, es importante complementar las explicaciones con material (notas explicativas, por ejemplo).

Como hemos logrado comprobar en este artículo, la educación en salud es clave para combatir el aislamiento y el edadismo. Dentro de unos años, podríamos tener un sistema sanitario integrador. La clave está en la pedagogía, el acompañamiento y la comprensión hacia las personas mayores.

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